Dolores del viaje
Si de la simbólica Cuba se olvidó mientras la Cuba verdadera corría bajo los pies del viajerito. La isla del caimán revivió y renació en "Barrio Cuba" y en "Habana Blues", en "Fresa y Chocolate" y "Buena Vista Social Club". Porque Cuba –cree el viajerito- no terminará de doler en muchos años en el paladar negro del deseo del mundo que él tiene. Nunca lloró, el viajerito, tanto por un país. Pasó más de un mes desde la vuelta y aún las fotos y las películas, los recuerdos y las canciones le traen a la memoria los dos meses de viaje a través de la isla. De occidente a oriente, y viceversa. Y se ríe a carcajadas esta vez el viajerito de los imbéciles que defienden Cuba a través de su gobierno, su universidad, sus CDR y sus campamentos internacionalistas. De todos aquellos decrépitos fracasados que defienden la blanca Cuba desde Varadero.
Llora, el viajerito, por Ivis y Taimi. Por la maravillosa Yolanda y por Katia y por Andrés. Dignos. Por Leo preclaro campesino, guardaparque, demasiado cruel en su generosidad. Por Carlitos, por Félix, por Kari y por Baldovino Piletas, que le cantó una canción en bicicleta mientras caía el sol sobre el mar. Por los negros del oriente que no pedían nada: libertad, igualdad, fraternidad. Por Mikel, por Yoislandis, por “flechita”. Los hombres y las mujeres de la bella Cuba, los bellos hombres y mujeres de la maravillosa isla que no tiene nada que ver con el retrógrado, babeante, pusilánime y estúpido rey- de-las-puestas-en-escena que los somete y sojuzga desde hace 47 años.
No puede recordar, esta vez el viajerito, las playas y los bosques sin pensar en todas las personas de las márgenes de Santiago de Cuba acarreando agua a sus tanques domésticos día y noche durante el puñado de 30 horas por mes que podían acumular lo mas simple del mundo. Ni gozar de las playas de Cayo Coco sin saber que los cubanos no pueden acceder a ellas, salvo limpiamierdas de turistas y prostitutas de los guiris. Hay que tener pelotas para vivir en Cuba soportando la dictadura. Y no puede hablar de Cuba, el viajerito, sin bronca y sin dolor.
Si de la simbólica Cuba se olvidó mientras la Cuba verdadera corría bajo los pies del viajerito. La isla del caimán revivió y renació en "Barrio Cuba" y en "Habana Blues", en "Fresa y Chocolate" y "Buena Vista Social Club". Porque Cuba –cree el viajerito- no terminará de doler en muchos años en el paladar negro del deseo del mundo que él tiene. Nunca lloró, el viajerito, tanto por un país. Pasó más de un mes desde la vuelta y aún las fotos y las películas, los recuerdos y las canciones le traen a la memoria los dos meses de viaje a través de la isla. De occidente a oriente, y viceversa. Y se ríe a carcajadas esta vez el viajerito de los imbéciles que defienden Cuba a través de su gobierno, su universidad, sus CDR y sus campamentos internacionalistas. De todos aquellos decrépitos fracasados que defienden la blanca Cuba desde Varadero.
Llora, el viajerito, por Ivis y Taimi. Por la maravillosa Yolanda y por Katia y por Andrés. Dignos. Por Leo preclaro campesino, guardaparque, demasiado cruel en su generosidad. Por Carlitos, por Félix, por Kari y por Baldovino Piletas, que le cantó una canción en bicicleta mientras caía el sol sobre el mar. Por los negros del oriente que no pedían nada: libertad, igualdad, fraternidad. Por Mikel, por Yoislandis, por “flechita”. Los hombres y las mujeres de la bella Cuba, los bellos hombres y mujeres de la maravillosa isla que no tiene nada que ver con el retrógrado, babeante, pusilánime y estúpido rey- de-las-puestas-en-escena que los somete y sojuzga desde hace 47 años.
No puede recordar, esta vez el viajerito, las playas y los bosques sin pensar en todas las personas de las márgenes de Santiago de Cuba acarreando agua a sus tanques domésticos día y noche durante el puñado de 30 horas por mes que podían acumular lo mas simple del mundo. Ni gozar de las playas de Cayo Coco sin saber que los cubanos no pueden acceder a ellas, salvo limpiamierdas de turistas y prostitutas de los guiris. Hay que tener pelotas para vivir en Cuba soportando la dictadura. Y no puede hablar de Cuba, el viajerito, sin bronca y sin dolor.