21.4.06

CUBA III - Dolores





Dolores del viaje

Si de la simbólica Cuba se olvidó mientras la Cuba verdadera corría bajo los pies del viajerito. La isla del caimán revivió y renació en "Barrio Cuba" y en "Habana Blues", en "Fresa y Chocolate" y "Buena Vista Social Club". Porque Cuba –cree el viajerito- no terminará de doler en muchos años en el paladar negro del deseo del mundo que él tiene. Nunca lloró, el viajerito, tanto por un país. Pasó más de un mes desde la vuelta y aún las fotos y las películas, los recuerdos y las canciones le traen a la memoria los dos meses de viaje a través de la isla. De occidente a oriente, y viceversa. Y se ríe a carcajadas esta vez el viajerito de los imbéciles que defienden Cuba a través de su gobierno, su universidad, sus CDR y sus campamentos internacionalistas. De todos aquellos decrépitos fracasados que defienden la blanca Cuba desde Varadero.

Llora, el viajerito, por Ivis y Taimi. Por la maravillosa Yolanda y por Katia y por Andrés. Dignos. Por Leo preclaro campesino, guardaparque, demasiado cruel en su generosidad. Por Carlitos, por Félix, por Kari y por Baldovino Piletas, que le cantó una canción en bicicleta mientras caía el sol sobre el mar. Por los negros del oriente que no pedían nada: libertad, igualdad, fraternidad. Por Mikel, por Yoislandis, por “flechita”. Los hombres y las mujeres de la bella Cuba, los bellos hombres y mujeres de la maravillosa isla que no tiene nada que ver con el retrógrado, babeante, pusilánime y estúpido rey- de-las-puestas-en-escena que los somete y sojuzga desde hace 47 años.

No puede recordar, esta vez el viajerito, las playas y los bosques sin pensar en todas las personas de las márgenes de Santiago de Cuba acarreando agua a sus tanques domésticos día y noche durante el puñado de 30 horas por mes que podían acumular lo mas simple del mundo. Ni gozar de las playas de Cayo Coco sin saber que los cubanos no pueden acceder a ellas, salvo limpiamierdas de turistas y prostitutas de los guiris. Hay que tener pelotas para vivir en Cuba soportando la dictadura. Y no puede hablar de Cuba, el viajerito, sin bronca y sin dolor.

20.4.06

CUBA II - Despues del viaje


Después

Viajar por Cuba “no es fácil” porque no es fácil Cuba. Cincuenta días por el territorio de playas y bosques, ciudades ruinosas y villas turísticas; de Habana a Santiago de Cuba y desde el mar caribe al atlántico del golfo de México. Mulatas y los negros, jineteros y buscavidas. El estado más grande del que tenga memoria, un gobierno de blancos para un pueblo con mayoría absoluta de negros, mulatos y mestizos. Una economía esquizofrénica de euros para casi todo y cajas de poca comida a precios ínfimos para la subsistencia mínima. La famosa educación y salud para todos, donde no hay libertad para leer otra cosa que no sea lo que el gobierno publica, ni insumos mínimos para que la salud sea algo más que aspirinas y bollos.

Mala alimentación, un humor ingenuo y poco crítico, la prostitución de la felicidad trocada en la búsqueda constante de algo para comer, para tomar, para vestir. Las mujeres y los hombres de Cuba parecen ver en el turista el nexo con una realidad (con un afuera) al que no pueden acceder. Algo siempre pueden obtener de quien llega a la isla del modo que sea, al menos un favor, o un billete. La prostitución de un régimen que tiene a su pueblo “vigilante y combativo” en pos de espejitos de colores.

Los gringos (yumas, giris, europeos) aprovechando al máximo el calor humano por 20 euros la noche. “zingar” es el verbo que rima con pasarla bien en Cuba. El precio es la dignidad. “jinetear” es el verbo que los cubanos hacen rimar con sobrevivir montado a los turistas. Las escenas se repiten casi dolorosamente. Las blancas, las rellenitas blancas prendidas de la mano de “su negro” que las pasea esperando poder salir de la isla, escapando de los ojos de la policía. Los tipos con su mulata pegada todo el día, por la comida, una cama cómoda, la botella de ron y algo de la perdida alegría. Pibes de veinte con arrugadas mujeres de billetera ligera.

En todos lados la escena se repite, desde la Habana hasta Baracoa. Si estas en un hotel entras con tu “monito”. El cubano sólo no puede entrar al hotel, a no ser que vaya a limpiar los baños o servir la barra de tragos. El cubano no tiene permitido el acceso a Cayo Coco, salvo que vaya a tenderle la cama del hotel al turista. Los santiagueros, sobre todo si son negros, no pueden circular libremente por la isla. Se les pide “permisos de tránsito” o se les deporta directo a su ciudad, más multa en euros… o cárcel. Los jineteros (sustantivo para sobrevivencia) pueden ganarse 3 meses de cárcel o más si son sorprendidos por la autoridad y no son defendidos por el turista. El delito es hablar con un turista.
seguimos otro dia, amigos, si tienen ganas de oir.

CUBA I - Antes del viaje


Antes

¿Quién va a Cuba? La exploración previa dio como resultado que el viajerito sólo no podría, esta vez, con la carga de la mochila y la vida enclenque. Polytropos de muchas mañas acompaña esta pequeña odisea burguesa. Me voy (nos vamos tesoro) a Cuba de la revolución ¿traicionada?. Al corazón del estado-máquina-de-matar-procesos, al último paraíso stalinista. Años apilados en las estanterías del deseo para llegar a una Cuba que huele a podrido desde lejos. Me pregunto mientras viajo hacia la isla del son y el ron si triunfará la mirada ingenua y positiva del viajerito, que en las cosas ve la luz; o el cínico destello de sombras en las pupilas mi yo politrópico.

Le tengo poco amor a las cárceles, sobre todo si es un país entero. Este es el ánimo con el que saludo desde el aire a Fidel, mientras llego. Ojalá que la revolución haya dejado en pie al hombre en Cuba. Al nuevo o al viejo, al hombre y la mujer vivos. El paraíso caribeño se vende en la web y los relatos de amigos viajados, como un gran prostíbulo para eurodólares, la isla esquizoide en la cual hablar con un cubano entraña la sospecha de querer sacarlo de la isla; o que te quieran vender algo, que no puedas trazar vínculos humanos porque su KGB de juguete acecha en interrogatorios. ¿Cuántas cosas se podrán hacer y cuantas no en Cuba?

Un país en el cual alquilar una pieza cueste 15 euros por noche mientras el pueblo gasta apenas 1 o 2 para comer al mes no parece muy justo a priori. ¿Tiene sentido construir discursos sobre la patria latinoamericana al tiempo que impedimos a los pobres del sur visitar la isla si no es con visa de 30 euros, pasaje a costo Europa y un trato como si fuera uno gringo?

Leyendo Las Enseñanzas de Don Juan de Castaneda (y escuchando la renga) me encuentro a Don Juan que dice: “ Para mi sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Por ahí yo recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo. Y por ahí yo recorro mirando, mirando sin aliento”. No se pueden recorrer caminos sin corazón, terminan comiendo el propio. Las sombras tragan luz. ¿tienen corazón los caminos que me llevan a Cuba?.

Hasta el fin del mundo


"Until the end of the world" se llama la pelicula que dura lo que dura la vida. Alguna vez la dirigió Win Wenders y estuvo, el viajerito, más de 10 años buscándola. No es una joya, no tiene grandes elementos a destacar. Pero recordó, el viajerito, que en una escena de amor entre ellos que escapaban de todo, la explosión nuclear los dejó en una avioneta que surcaba el cielo de Australia con el motor detenido. Alli arriba, se sintió, el viajerito junto a los personajes, mas allá del bien y del mal. Más allá de la muerte, en el último confín volando a la buena de dios sin otro consuelo ni valor que la propia vida pendiendo de un hilo, y el amor con el que habian llegado hasta allí. Hasta el fin del mundo.