29.8.06

El humano perfecto


Si la tristeza tiene nombre, apellido y cargo, la felicidad –cree el viajerito- viene dada por los fortuitos encuentros que nos salvan en la oscura noche, del hambre y la lluvia; en cualquier lugar del mundo y con cualquiera –al menos aparentemente-. La apatía de la ciudad y nuestro ritmo desquiciado en ella no nos permite, a menudo, sentir el viento fresco del encuentro con el otro desconocido y anónimo, con el humano perfecto, sutil y banal. Pero en viaje –recuerda el viajero sensaciones- el otro es uno mismo y la unión con los hombres y mujeres en la ruta es una estrategia al tiempo que un placer, y una necesidad.

Recuerda, el viajerito, casos y cosas en las cuales extendió la mano para que otro pudiera salir de un país, durmió en una cama gracias a la buena voluntad de una mujer que jugó su papel de anfitriona y protectora, se encontró a resguardo de la lluvia en una casa de chapa por unos pocos pesos sensatos y logró, con esfuerzo y voluntad, armar una comida para todos con los pocos pesos que logró juntar entre los pocos que ponían.

Y el recuerdo en carne viva se hacer carne en el viajero que suma nombres de esos amigos circunstanciales que una noche o 15 días, compartieron la vida con el, por puro placer y sin costo. Hermanos chilenos corriendo la sal y la gota gorda en Uyuni, cubanos bellos desafiando a dios-fidel dando un techo prohibido, españoles de paso por la nueva Andalucía, y andaluces alojando la pobreza viajera en algún poblete peninsular. Luces que no perecen porque ya iluminaron la noche densa, cuando el camino se hacia amenaza y la felicidad no alcanzaba para sub-vivir.

A la vuelta de algunas cosas (perdido entre senderos) sabe, el viajerito, que esas fugases amistades a veces tienen más fuerza vital que las cotidianas –tal vez por la distancia-. Resultan lucecitas que alumbran la marcha “por este valle de sombras” y por eso construye –el viajerito- el recuerdo del viaje con esas luces, algunas sombras de mapas, vagos recuerdos y sensaciones difusas, inútiles que con el paso del tiempo, se evaporan.