20.4.06

CUBA II - Despues del viaje


Después

Viajar por Cuba “no es fácil” porque no es fácil Cuba. Cincuenta días por el territorio de playas y bosques, ciudades ruinosas y villas turísticas; de Habana a Santiago de Cuba y desde el mar caribe al atlántico del golfo de México. Mulatas y los negros, jineteros y buscavidas. El estado más grande del que tenga memoria, un gobierno de blancos para un pueblo con mayoría absoluta de negros, mulatos y mestizos. Una economía esquizofrénica de euros para casi todo y cajas de poca comida a precios ínfimos para la subsistencia mínima. La famosa educación y salud para todos, donde no hay libertad para leer otra cosa que no sea lo que el gobierno publica, ni insumos mínimos para que la salud sea algo más que aspirinas y bollos.

Mala alimentación, un humor ingenuo y poco crítico, la prostitución de la felicidad trocada en la búsqueda constante de algo para comer, para tomar, para vestir. Las mujeres y los hombres de Cuba parecen ver en el turista el nexo con una realidad (con un afuera) al que no pueden acceder. Algo siempre pueden obtener de quien llega a la isla del modo que sea, al menos un favor, o un billete. La prostitución de un régimen que tiene a su pueblo “vigilante y combativo” en pos de espejitos de colores.

Los gringos (yumas, giris, europeos) aprovechando al máximo el calor humano por 20 euros la noche. “zingar” es el verbo que rima con pasarla bien en Cuba. El precio es la dignidad. “jinetear” es el verbo que los cubanos hacen rimar con sobrevivir montado a los turistas. Las escenas se repiten casi dolorosamente. Las blancas, las rellenitas blancas prendidas de la mano de “su negro” que las pasea esperando poder salir de la isla, escapando de los ojos de la policía. Los tipos con su mulata pegada todo el día, por la comida, una cama cómoda, la botella de ron y algo de la perdida alegría. Pibes de veinte con arrugadas mujeres de billetera ligera.

En todos lados la escena se repite, desde la Habana hasta Baracoa. Si estas en un hotel entras con tu “monito”. El cubano sólo no puede entrar al hotel, a no ser que vaya a limpiar los baños o servir la barra de tragos. El cubano no tiene permitido el acceso a Cayo Coco, salvo que vaya a tenderle la cama del hotel al turista. Los santiagueros, sobre todo si son negros, no pueden circular libremente por la isla. Se les pide “permisos de tránsito” o se les deporta directo a su ciudad, más multa en euros… o cárcel. Los jineteros (sustantivo para sobrevivencia) pueden ganarse 3 meses de cárcel o más si son sorprendidos por la autoridad y no son defendidos por el turista. El delito es hablar con un turista.
seguimos otro dia, amigos, si tienen ganas de oir.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que viene ganando el Politropos. Esta bien, igual, siempre es bueno desmitificar lo establecido.

Anónimo dijo...

La Cuba querida, negra infinita y casi blanca, profundamente dolorosa como la esperanza que deja de serlo ¿se puede mirar solamente con el ojo medio del cíclope euro-argentino? Sin dudas, se puede, pero también su luz inmensa y poderosa -llena de contradicciones- rebota en el espejo de la injusticia centroamericana. Una realidad afrocaribeña que no conoce de libertades para viajar, ni para soñar, comer o sobrevivir. Apenas, para morir...
Sin embargo, después del viaje del viajerito que es también mi viaje, no pude dejar de preguntarme, como tantas veces, si es posible pensar en una revolución que se reinvente a sí misma sin perder la magia que la convocó en su orígen. Si es posible creer en un orden que no se rija, como acá o allá, por las pasiones institucionalizadas, los sueños del consumo postergado y la retórica decadente del que cree saberlo todo...
F.

Anónimo dijo...

El relato es emocionante... me hizo recorrer cuba nuevamente y sangrar la herida... el dolor salió nuevamente a pasear en bikini.. un gran abrazo.. felicitaciones.
Manuel Galván

Anónimo dijo...

Gracias por compartirlo.

M

Anónimo dijo...

Mi amiga F. dice que no le puedo pedir a Cuba que escape de las condiciones materiales que la constituyen en tanto país centroamericano, a 80 km de dios y con una historia de larga duración de país bananero y sometido. Ella tiene otra vez razón, pero eso no nos exime de tratar de ver que hizo el gobierno encabezado por Castro durante 50 años para cambiar esas condiciones. Tampoco nos exime de analizar sobre que preceptos y creencias, realidades y mitos, se construyó y construye la idea de la revolución.
PAN

Anónimo dijo...

Cabeza: el texto tiene sangre. Mucha y bella ¿viene el libro? Dos palabras: im presionante. Abrazo. Nazer

Vic dijo...

Hoy vi Balseros, un documental durísimo sobre los cubanos que se lanzan al mar para poder salir de la isla. No pude dejar de pensar en las crónicas del viajerito, con dolor y con bronca.

Anónimo dijo...

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