29.5.06

Mundo Alberdi

Caminaba por Pedro Zanni en tarde de sábado y el eco de la hinchada de Belgrano, que festejaba la existencia, le dejó -al viajerito- el corazón rebosante de dichas. Así recordó de golpe, como en flashes, todas las cosas que entran en el mundo de Alberdi, un paisaje que puede nombrar a Córdoba con voz propia y sin temores. Recordó, porque son siglos enteros los que usó el viajerito en recorrer las calles y las plazas, los bares y las esquinas del barrio de Alberdi. Y fueron muchos los amigos que ganó y perdió, las novias, los domingos, el trabajo y los muertos que el viajerito tuvo, tiene y tendrá en el barrio de Alberdi.
Difuso, discutible, inmenso; Alberdi es –para el viajerito- una zona de contornos móviles que se traza mas allá de los nomencladores cartográficos. Barrio de barrios, con zonas y ghetos, bares y fiestas, canchas, fábricas, colegios y el cementerio San Jerónimo dominando el mundo en el borde de Villa Páez. Hay quien dice que empieza en el arroyo La Cañada y termina en Avenida Zipoli hacia ambos lados de Calle Colón, hasta bañarse en el Río Suquía y llegar a Duarte Quirós. Hay quien lo quiere partir en altos y bajos, pero en el corazón de Alberdi –siente el viajerito- late algo que no se deja delimitar. Una forma de entender el mundo distinta a la del centro, tan tan cerca, que por eso –tal vez- la diferencia.



Recordar Alberdi –para el viajerito- es un domingo de sol caminando por la costanera del río mientras mira, el viajerito, la arquitectura majestuosa de la vieja usina de Epec remodelada en recitalero-bailantero; un soleado día de recreo en las márgenes del Suquía después de la chupina del Manuel Belgrano, del Pío X, del Sarmiento, Mariano Moreno o cualquiera de los 100 colegios que tiene Alberdi.
En el corazón del viajerito, este barrio son las frías mañanas en la cola de atención al público del Hospital Nacional de Clínicas, casa de revueltas en un barrio de insubordinados: estudiantes, inmigrantes, ladrones y enamorados. Son las cientos de noches que volvió por la Colón arriba –el viajerito- esquivando charcos para no despertar jamás de la última conquista perdida, de la noche eterna de los felices con nada, frenando al sol con una mano, mientras que con la otra se tapaba los ojos.

Generoso Alberdi que en su pecho alberga a Villa Páez y barrio Marechal, la plaza Jerónimo del Barco y la florida plaza Colón, las usinas de Epec y la Cervecería Córdoba, robada a los obreros y vaciada de dignidad. Enorme Alberdi en el que conviven el Hospital de Clínicas y la Maternidad Universitaria, el Registro Civil y la escuela Alejandro Carbó, el Estadio del Centro y la Central de Policía, para beneficio y seguridad de la población. Fértil Alberdi que recibe inmigrantes del interior, estudiantes provincianos en busca del sueño del titulo de “dotor”, hermanos bolivianos tras el dólar/dolor, paraguayos, mendocinos, peruanos, argentinos.

Pensar Alberdi –para el viajerito- son las corridas por Pedro Chutro, a través del centro del barrio, huyendo del posible asalto, de la redada policial tras el partido, de la noche fría. Es el ensueño del pasaje aguaducho o el de la reforma, especie de San Telmo inexplotado donde duerme una Córdoba glamorosa aun en manos del pobrerío; con las pocas calles de empedrado que subsisten en la ciudad.
En el paladar del viajerito, Alberdi es la casa de venta de objetos usados que en cada cuadra aparece, la verdulería, el kiosquito de supervivencia, los mil negocios que viven del barrio y de los que el barrio vive. Venta de garrafas, de carbón, de ropa usada, de muebles viejos, tres cajones de fruta y una verdurita, la bicicleteria, Mr Pollo, Lito, Mi Sueño o La Buena Onda. Alberdi, barrio que todo tiene, que no precisa del centro para tomar existencia propia.

La casa de los muertos

Cuando los muertos y los vivos se juntan a charlar es domingo en Alberdi, porque en el cementerio los muertos juntan las flores que se le caen a los vivos, de visita por allí. O le hacen barra a los pibes que en el parque que rodea al camposanto, juegan a que juegan al fútbol, en el medio de la tierra sin pasto que aun no fue abonada con el alma de los que se fueron. Hay quien pasea su perro cerca del cementerio, hay quien pasea su dolor, hay quien visita a alguien que hace mucho ya se fue. Hay quien espera a la noche para tratar de robarle una placa de bronce a esa tumba que esta ahí, y así poder comer mañana. Y los niños que pasean por allí, en compañía de los grandes, en ramilletes tras una pelota, tratando de subir a un árbol flaco, mirando la luna, papando moscas.

Sufrir es gozar


Si se piensa en la Córdoba-fútbol viene rápido el nombre de Belgrano a la boca, y la imagen del sufridor conjunto de Alberdi construye una historia de clásicos, varios títulos locales, algunas alegrías en la “A” y miles de litros de sangre, sudor y lágrimas. Hoy la manzana de Alberdi en la que duerme el gigante luce las altas paredes del estadio decorada con pintadas y leyendas, y el club pelea un imposible ascenso a la primera división, mientras navega junto a la mayoría de los clubes de Córdoba el Nacional “B”. Pero esa tarde de sábado en la que el viajerito paseaba por Zanni y Colón, o por Chutro y La Rioja, el aullido de la popular saludó al mundo y el grito rebotó en cada rincón de Alberdi, como mil otras veces, para decir que ese día el fútbol mandaba en la región.

El viajerito, enviado especial a cualquier parte del mundo - Para KJ y la red de medios amigos (c) nuncamas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi primer lugar, mi primer amor de mañanas con mate, mi primer cactus con su primera flor, tod@s mis primer@s estan en ese barrio que es un espejo de una parte de lo que soy. Alberdi en mi corazón Quiero volver... quiero volver... a reconfortarme en el seno de tus pasajes celestes y recorrerte despacio una tarde de domingo en otoño.
Gracias viajerito por recordarme todo esto en tus palabras y tus fotos.

vic

Quien dijo...

mas, eso, siempre espero, abro para encontrar mas, cuando sigue tu relato
desde Granada Susana

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Biblioteca Popular Alberdi dijo...

Hola, como me emociona tu relato!!!
Estás invitado a un lugar maravilloso del Alberdi, la Biblioteca Popular.
El 10 de marzo festejamos nuestro 90 aniversario. Beberemos, charlaremos, nos conoceremos.
Vean nuestro blog, amigos

www.alberdipopular.blogspot.com
un gran abrazo

Biblioteca Popular Alberdi dijo...

Hola, como me emociona tu relato!!!
Estás invitado a un lugar maravilloso del Alberdi, la Biblioteca Popular.
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